El mes más referencial de la poesía, se ha tornado un mes karmatico para mí ser. Recuerdo que hace un tiempo en una de esas charlas de viajes de regreso, de autopistas vacías, de amaneceres que duelen en la pupila, de anteojos de sol que no aparecen y se añoran, de lunas que se retiran y soles que monopolizan el interior del auto, sentencie que estábamos viviendo el pasaje de solteros codiciados a solteros condicionados. Lo de codiciados claramente era una expresión de deseo, lo de condicionados giraba en torno a la idea de que somos solteros atados a un paquete de años, a vivencias, a historias buenas pero sobretodo malas.
Neruda titulo sus memorias con una frase, fundante para mí a la hora de pensar la vida de a dos, “Confieso que he vivido”. Todos deberíamos confesar que hemos vivido, que hemos sufrido, que nos han pasado cosas que nos marcaron, que cargamos emocionalmente de manera distinta similares situaciones o actos. Porque confesarse es manifestarse sobre algo que estaba oculto hasta ese momento, hoy quiero que nos confesemos.
Nunca me intereso el que dirán, pero a la vez siempre le di suma importancia a la opinión de ese círculo íntimo que integran unas pocas personas. Sigo disfrutando la etapa de conquista incluso más que la etapa de concreción. Le tengo terror a las etiquetas tempranas, pero mucho menos miedo que tiempo atrás. Amo caminar bajo la lluvia pero odio que se me mojen los pies. Amo comer pero como poco en publico. No me puedo sonar la nariz en público y odio sonármela en privado. Prefiero la noche sobre el día. No deje de extrañar ni un día a mi Tío y lo necesito cada día más. Me cuesta mucho tomar la decisión de irme a dormir, siento que pierdo el tiempo durmiendo. Puedo interrumpir mi sueño y cruzar la ciudad si un amigo/a necesita algo pero no me sacas de la cama por otra razón si ya me acosté (por el ítem anterior). Me encanta ver a los perros jugar entre ellos, pero cada día juego menos con ellos. Odio dejar libros sin terminar, no puedo evitar empezar a leer de a varios libros caóticamente. No apago el teléfono nunca pero no atiendo siempre. Vivo con tranquilidad mi soltería, la disfruto incluso pero no la deseo eterna.
Confieso que he vivido, confieso que lo que he vivido me condiciona, me confieso un soltero condicionado…
La selección de hoy refiere al gran poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973).
PLENOS PODERES
A puro sol escribo, a plena calle,
a pleno mar, en donde puedo canto,
sólo la noche errante me detiene
pero en su interrupción recojo espacio,
recojo sombra para mucho tiempo.
El trigo negro de la noche crece
mientras mis ojos miden la pradera
y así de sol a sol hago la llaves:
busco en la oscuridad las cerraduras
y voy abriendo al mar las puertas rotas
hasta llenar armarios con espuma.
Y no me canso de ir y de volver,
no me para la muerte con su piedra,
no me canso de ser y de no ser.
A veces me pregunto si de dónde,
si de padre o de madre o cordillera
heredé los deberes minerales,
los hilos de un océano encendido
y sé que sigo y sigo porque sigo
y canto porque canto y porque canto.
No tiene explicación lo que acontece
cuando cierro los ojos y circulo
como entre dos canales submarinos,
uno a morir me lleva en su ramaje
y el otro canta para que yo cante.
Así pues de no ser estoy compuesto
y como el mar asalta el arrecife
con cápsulas saladas de blancura
y retrata la piedra con la ola,
así lo que en la muerte me rodea
abre en mí la ventana de la vida
y en pleno paroxismo estoy durmiendo.
A plena luz camino por la sombra.
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