Wednesday, May 30, 2007

Preguntas sin respuestas...


Ando buscando esas respuestas, que me pediste, la última vez que nos vimos. Tan ambiciosas, tan pretenciosas, tan tuyas. Difícil ejercicio el de pensarse, difícil viaje el de la introspección. ¿Quien soy?, ¿Que quiero ser?, y mas difícil todavía, ¿Que quiero de vos?
La verdad es que recorro las preguntas, me recorro, en viaje imaginario por mis lugares más íntimos, y sin embargo no encuentro respuestas, solo más preguntas o, tibios indicios de posibles respuestas. Sé, lo que no soy, lo cual es un principio, Sé, lo que no seré, Sé, lo que no quiero de vos.
Me reconozco en las ganas de quedarme solo en mi casa, así puedo vestirme ridículo y cantar casi a gritos. Me siento pleno, en reuniones con amigos donde la risa es la invitada de lujo. Soy yo en mi escritorio, con unos libros apilados, llenos de señaladores, con mi corcho en la pared lleno de rostros de personas que amo y/o extraño, con mis CD de Jazz, que reposan sobre los de Sabina, que saludan amorosamente los DVD de V invasión (que tengo que devolver). Mi escritorio, con tazas con restos de Te, con envoltorios de golosinas ya consumidas, con un anotador como principal testigo del caos donde estoy inmerso, ahí soy yo, en mi mundo de dos metros cuadrados, donde me siento incomodo solo esos treinta segundos después de acomodarlo,
Que quiero… quiero terminar todos esos libros que compre y nunca empecé, aquellos que me esperan en silencio, reposando en la biblioteca. Quiero no quedarme pelado, quiero tener un perro que me haga caso, quiero mejorar como jugador de Ping Pong, quiero ver casadas a todas mis hermanas y que me den muchos sobrinos.
Que quiero de vos…no quiero nada, solo pretendo que no me pienses tanto, que me acaricies la nuca solo cuando sea necesario, que me saques de esos viajes que empiezo, y que pocas veces, tienen un destino final.

(Foto "cedida", por la caoticamente Bella, A.P.)

Por último, les dejo una poesía, de mi queridísimo Mario Benedetti.


Informe sobre caricias

La caricia es un lenguaje
si tus caricias me hablan
no quisiera que se callen

La caricia no es la copia
de otra caricia lejana
es una nueva versión
casi siempre mejorada

Es la fiesta de la piel
la caricia mientras dura
y cuando se aleja deja
sin amparo a la lujuria

Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tienen tacto

Como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia

Es claro que lo mejor
no es la caricias en sí misma
sino su continuación.

Monday, May 14, 2007

Frio azar...


Aun no recuerdo de quien fue la idea, pero recuerdo que estuvimos todos de acuerdo. Al fin y al cabo, nada teníamos que hacer aquel día. Fuimos llegando de a uno, cada uno con sus expectativas a cuestas. Creo que llegue entre los últimos, vos ya estabas ahí. Me acerque al grupo, no quería hacerlo pero verte me motivo a hacerlo, si saludaba a todos te ibas a tener que acercar a hacerlo. Claro que eso no sucedió, te quedaste sentada, alejada, sola.
El frió monopolizaba la tarde, se posaba en cada centímetro de humanidad que no teníamos cubiertos. Cuando estuvimos todos, y ya chequeada la cantidad necesaria de puchos, golosinas, música, etc., decidimos emprender el planeado viaje. Por puro azar, o por una movida planeada en milésimas de segundos, quede sentado a tu lado. Seguías en silencio, observando a todos, esbozando tímidas sonrisas. La camioneta avanzaba, la ruta iba haciendo su trabajo, por ahí alguien soltó que su pareja era un desastre, del asiento de atrás, contaron que la facultad era cosa del pasado, desde el cuatrimestre pasado, el amigo-chofer comento su angustia por no encontrar quien lo ame, las anécdotas se sucedían unas a otras, vos seguías callada, por momentos atenta, por otros, solo observando el paisaje que íbamos dejando atrás.
Hicimos una parada para aprovisionarnos de combustible y otras cosas, no tan necesarias. Coincidimos en la caja del minimercado, es increíble la variedad de cosas que uno encuentra en esos lugares, tu compra era de lo más particular, un paquete de cigarrillos, unas galletitas, unos snack, un osito de peluche y una lata de atún, me quede en silencio recorriendo tu compra, mi cara llamo tu atención, no trates de encontrar coherencia en mis actos, dijiste, y me sacaste una sonrisa, bueno, dijiste, yo hablo y vos sonreís, dos sorpresas, no?, otra sonrisa robada. El grito de, Nos vamos, nos saco de un silencio entre incomodo y magnifico.
Nos sentamos nuevamente juntos, uno al lado del otro. El frió avanzaba en la conquista del día, pero por primera vez, se sentía dentro de la camioneta. Inconscientemente nuestros cuerpos se fueron acercando, hasta quedar totalmente unidos en una fusión casi epitelial. Después de las confesiones, que la ruta le había sacado, a casi todos los integrantes de la camioneta, esta había quedado en silencio. Así el ambiente estaba reinado por el ruido del motor y por la voz melancólica de Joni Mitchell. Vos, mirabas por la ventanilla, yo, te miraba a vos. La noche fue haciéndose presente, mágicamente te recostaste en mi pecho, en silencio fuiste ganándome centímetros. Ahora los dos nos mirábamos, en silencio, nos adentrábamos en los ojos del otro, nos recorríamos, nos hacíamos cómplices.
El viaje llego a su fin, hubiera dado lo que no tenia por cien kilómetros más. Al descender, fui rápido a la habitación que se me había asignado, acomode mis cosas, pocas pero mías. Mientras miraba, acostado, el techo de mi habitación, recordé tu cuerpo pegado al mío, así que me levante y salí de mi habitación. Ahí estabas vos, habías hecho lo mismo cinco minutos antes, me esperabas sentada en un banco, me acerque y te dije… "Si ese avión deja el suelo y tú no estás en él, te arrepentirás. Quizá no hoy, quizá no mañana, pero pronto y por el resto de tu vida.”,"¿Pero qué pasará con nosotros?”, contestaste siguiendo el guión.
"Siempre nos quedará París" dije, y agradecí que los dos hallamos visto Casablanca, más de una vez.