Thursday, March 18, 2010

De amaneceres y barajas…


Aprovechando que ya nadie se junta a jugar al truco, pero siguen mintiéndose en el poker, una noche me senté con mis nostalgias y mis melancolías a jugarnos en una partida de barajas, scotch mediante, el resto de nuestros días.

Se repartían las reinas, siempre tan ajenas a mí, giraban en la mesa los ases, las picas, me seguían lloviendo los cuatro, se salpicaba la mesa con gotas de scotch, no sobraban los hielos, y se iba de a poco despoblando la mesa.

Quedaban sentadas las últimas nostalgias, unas pocas melancolías y yo, cuando se abrió el canal de las declaraciones más sinceras. Mis nostalgias empezaron lo que termino en un mar de reclamos.

Las ilusiones duran cada vez menos, los oasis del placer se encuentran más distantes entre sí. Nunca nos llevamos las ofertas en liquidación que ofrece una noche cualquiera, rechazamos elegantemente lo que antes aceptábamos amablemente. Ya no amanecemos de visitante pidiendo a gritos un taxi, ya no compramos cepillos de dientes descartables, siempre tan abandonables

Como el más eficiente de los operadores de un call center, mi oído no quería escuchar más reclamos. El destino disfrazado de baraja me seguía negando las reinas, yo mano a mano sobrevivía los embates de mis nostalgias y mis melancolías.

Pero sucedió algo, en ese mágico momento del día, donde la luna y el sol se cruzan miradas, momento que suele coincidir con la evaporación del liquido que reina en las botellas, donde se pelean las colillas para sostenerse dentro de un agotado cenicero, momento donde los parpados parecen tener ganas de saludar al mentón, y uno los siente descender en busca de su amigo lejano. Fue en ese momento que decidí jugarme todas mis fichas a que el destino me depare una reina en la última mano…



La recomendación poética de hoy es Paul Eluard (1895-1952), quizás mi poeta francés preferido del periodo denominado Surrealismo. Les Dejo El Éxtasis, en su idioma original y en castellano.



L'extase

Je suis devant ce paysage féminin
Comme un enfant devant le feu
Souriant vaguement et les larmes aux yeux
Devant ce paysage où tout remue en moi
Où des miroirs s'embuent où des miroirs s'éclairent
Reflétant deux corps nus saisons contre saisons

J'ai tant de raison de me perdre
Sur cette terre sans chemins et sous ce ciel sans horizon
Belle raison que j'ignorais hier
Et que je n'oublierai jamais
Belles clés des regards clés filles d'elles-mêmes
Devant ce paysage où la nature est mienne

Devant le feu le premier feu
Bonne raison maîtresse

Etoile identifiée
Et sur la terre et sous le ciel hors de mon coeur et dans mon coeur
Second bourgeon première feuille verte
Que la mer couvre de ses ailes
Et le soleil au bout de tout venant de nous

Je suis devant ce paysage féminin
Comme une branche dans le feu.


El éxtasis

Estoy ante este paisaje femenino
Como un niño ante el fuego
Sonriendo vagamente con lágrimas en los ojos
Ante este paisaje en que todo me emociona
Donde espejos se empañan donde espejos se limpian
Reflejando dos cuerpos desnudos estación a estación

Tengo tantas razones para perderme
En esta tierra sin caminos bajo este cielo sin horizonte

Hermosas razones que ayer ignoraba
Y que ya nunca olvidaré
Hermosas llaves de miradas claves hijas de sí mismas
Ante este paisaje donde la naturaleza es mía

Ante el fuego el primer fuego
Buena razón maestra

Estrella identificada
Y en la tierra y bajo el cielo fuera de mi corazón y en él
Segundo brote primera hoja verde
Que el mar cubre con sus alas
Y el sol al fondo de todo que viene de nosotros

Estoy ante este paisaje femenino
Como rama en el fuego.


Tuesday, March 09, 2010

De brasas y sinceridades...


Pensar, decir, sentir, hacer…
cuesta tanto que esas cuatro simples acciones sean coherentes entre si. Más cuando ciertas partes fundamentales del accionar parecen pertenecer a un grupo revolucionario separatista.

Hay una clara interferencia entre distintas zonas del ser. Paso horas buscando la fuente, que genera la interferencia que dificulta la comunicación entre mi cerebro y mi corazón. Estoy convencido que le he enviado mil señales, para que deje de latir a ese ritmo alocado, cada vez que ve un par de piernas disputarse el dominio de una vereda, por la cual desfilan una tarde cualquiera. Me he examinado, en más de una ocasión, buscando el objeto que filtra las palabras o incluso cambia, desde que tomo la decisión de decirlas hasta el momento que las digo.

En cientos de ocasiones estas cuatro acciones se contradicen, unas con otras, todas contra todas. Sin embargo, creo que una tiene supremacía sobre las demás, uno puede pensar en el frió, horas, pero si tenes una brasa sobre la piel, es difícil que no la sientas, incluso podes decir que no la sentís, negándolo, pero va a llegar un momento donde vas a reaccionar al calor y vas a gritar, y más aun, es posible que pienses en no soltar la brasa o alejarte, pero sin dudas terminaras soltando o alejándote de la brasa.

El sentir manda, por más que pensemos, digamos lo contrario e incluso actuemos de manera diferente, el sentir late debajo de toda negación. Que hacer? Es el gran interrogante, por ahora me dejo llevar por lo que siento, me aferro a la brasa hasta que se apague, no digo que no siento lo que siento, no escondo que me estoy quemando, lo grito incluso.
Sentir, después pensar, después hacer, después decir…



La poesía de hoy pertenece a una debilidad personal, Alejandra Pizarnik, no hay mucho más para decir.



Mucho más allá

¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿ verdad que sí ?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.