Wednesday, December 27, 2006

Para vos, en este momento tan...

Me pasa por debajo de la puerta tu autoestima, delgada, liviana, golpeada. La acuno en cantos, te acuno en cantos de historias futuras, te cuento que vendrá él, no el que te hizo (hace) sufrir sino aquel que te hará feliz, de poco te sirve, lo sé.
Siento tu angustia, siento el mismo bronce en el pecho, presiono los dientes con la misma rabia que vos, por lo que pudo haber sido y sin embargo no fue, dejo todo el aire. , mi aire, en un suspiro, de esos que se asemejan a la angustia misma.
Estoy acá, al lado tuyo, paso a paso, latido a latido, golpe a golpe, tropiezo a tropiezo, así sea con la misma piedra, incondicional como siempre.
Por que te escribo? Porque sos mi amiga, mi hermana, un ser mágico, un ser único, porque me duele no estar al lado tuyo, recogiendo, una a una, las lagrimas que dejas caer. Porque cuando estuve mal, encontré cobijo en tus brazos, y sobretodo en tus cafés.

Monday, December 25, 2006

Lluvia cae...

Avanzaba a pasos acotados pero decididos, la vista clavaba en el horizonte, la frente alta como militar en desfile, pero en vez de un arma, llevaba en su brazo un brillante ramo de rosas, esplendidas la docena de flores se movía al ritmo que le imponía esa hermosa dama. La imagen era perfecta solo por el detalle, no mínimo, de unas lágrimas negras, producto de un rimel corrido, que descendían por el rostro, casi esculpido, de esa bella criatura.
Tal cuadro me dejo perplejo, mientras me apoyaba en un poste del alumbrado, sin perder de vista la posible llegada del colectivo que me llevara a mi casa, trate de mirarla sin que ella lo notara, no emitía sonido, solo las lagrimas le surcaban la cara, se paro unos metros adelante mío, se dio vuelta como buscando algo, que encontró justo arriba mío, la información sobre que colectivos paraban en esa esquina.
En la avenida no se veía una luz, que hiciera imaginar que la llegada del colectivo fuera inminente, las noches de invierno presentan una ciudad desolada, mientras intentaba observarla una vez mas, un viento cruzo la avenida, y segundos después una lluvia, de esas que hacen pensar que hasta el clima se globalizo (cada día nos parecemos mas a Brasil).
Fue solo después de unos segundos debajo de una lluvia torrencial que pude escucharla, ni en un brote de fantástica imaginación me hubiera imaginado lo que escuche, tuve que mirarla, varias veces, para comprobar que era ella la emisora de aquellos sonidos, todo mientras me sacaba el agua de la cara, solo después de varias miradas fiscalizadoras, pude comprobar que aquella risa, que rozaba la carcajada, era producto de ella. Nos miramos fijos unos segundos… y estallamos en risa, que más nos podía pasar…quizás enamorarnos…
Amigos del ciberespacio hoy les recomiendo, siempre que me dejen, a Juan Gelman, este poeta excepcional nació en Buenos Aires en 1930. Considerado por muchos como uno de los más grandes poetas contemporáneos, su obra delata una ambiciosa búsqueda de un lenguaje trascendente, ya sea a través del "realismo crítico" y el intimismo, primeramente, y luego con la apertura hacia otras modalidades, la singularidad de un estilo, de una manera de ver el mundo, la conjugación de una aventura verbal que no descarta el compromiso social y político, como una forma de templar la poesía con las grandes cuestiones de nuestro tiempo.


Si Dulcemente

si dulcemente por tu cabeza pasaban las olas
del que se tiró al mar/ ¿qué pasa con los hermanitos
que entierraron?/¿hojitas les crecen de los dedos?/¿arbolitos/
[otoños
que los deshojan como mudos?/en silencio

los hermanitos hablan de la vez
que estuvieron a dostres dedos de la muerte/sonrien
recordando/aquel alivio sienten todavía
como si no hubieran morido/como si

paco brillara y rodolfo mirase
toda la olvidadera que solía arrastrar
colgándole del hombro/o haroldo hurgando su amargura
[(siempre)
sacase el as de espadas/puso su boca contra el viento/

aspiró vida/vidas/con sus ojos miró la terrible/
pero ahora están hablando de cuando
operaron con suerte/nadie mató/nadie fue muerto/el enemigo
fue burlado y un poco de la humillación general

se rescató/con corajes/con sueños/tendidos
en todo eso los compañeros/mudos/
deshuesándose en la noche de enero/
quietos por fin/solísimos/ sin besos

Monday, December 18, 2006

Dedicado a Maru (La Maga)



Hace unos años, luego de una separación amorosa, entre a un resto a compartir una noche con amigos, ellos pretendían sacarme de mi estado, casi, depresivo, yo anhelaba hundirme más en él. Así que, en ese lugar, al que llegue de casualidad, sucedió uno de esos momentos por los que vale la pena seguir respirando. Así lo recuerdo, por partes, armado con los retazos que quedaron en mi recuerdo, con las líneas que le dedique por aquellos días…
Mientras intentaba hacer contacto visual, con la mesera asignada a nuestra mesa, apareció ella, el vaivén de sus caderas, envidia del mejor wing izquierdo brasilero de la década del 70, hacia innecesaria la música, todo el ritmo se encontraba en ella.
Su look, mezcla justa de preocupación y desinterés por lucir bien, hacia improbable no fijarse en ella. Era una de esas personas que parecen tener una luz alrededor, algunos lo llaman carisma, otros personalidad, quizás luz interior, llámalo como quieras, ella lo tenia y esa noche estaba en todo su esplendor.
Yo, era restos, de lo que había sido tiempo atrás, hundido en mi ser, intentaba saber cosas de ella, entre pedido y pedido, es raro intentar hablar con una mesera, uno no tiene más que segundos para dejar una frase o algo que llame la atención, que le llame la atención. Creo que esa noche lo logre. Volví al sábado siguiente, me saludo, creo que se acordaba de mí, o lo disimulo muy bien, me senté en una mesa que sabia le estaba asignada a ella, charlamos bastante, supe cosas de ella, me sentía atrapado por su ser.
Con el paso de los días, me hice cliente del lugar, los diálogos con ella se extendían más allá de los pedidos, por momentos parecía el único cliente del lugar.
Guardo increíbles recuerdos de aquellos días, ¿Como término todo?, muy bien, un día la invite a desayunar, me dijo que no.
Seguí yendo al lugar, los diálogos fueron creciendo día a día, en todo sentido. Hoy puedo decir, que me perdí una historia de ropas quitadas, sin embargo, gane un alma gemela, una compañera de “panzadas intelectualoides”, en fin, una hermana, saldo más que positivo…
La recomendación de hoy es, Jorge Guillen, este Vallisoletano nacido en 1893 en el seno de una familia acomodada, estudió Filosofía y Letras, carrera que terminaría en Granada en 1913. En 1924 se doctoró con una tesis sobre Góngora. Desde 1926 a 1929 es catedrático de Lengua y Literatura españolas en la Universidad de Murcia; en 1931 pasa a la Universidad de Sevilla, donde le sorprende la guerra civil. Detenido y encarcelado, saldrá de España en 1937 rumbo a Estados Unidos; imparte clases en Wellesley College de Massachussetts. Fue profesor visitante en diversos centros universitarios norteamericanos, en Puerto Rico, en México y en otros países de Hispanoamérica. A partir de 1949 realiza viajes a Europa: España, Francia e Italia. Su estancia en París le permitió entrar en contacto con Paul Valéry y su concepción de una poesía pura y estructurada con un rigor formal exigente. En 1977 se le concede el Premio Cervantes. Cuando se jubila, alterna períodos de su vida en Estados Unidos, Italia y Málaga, donde murió en 1984. Amigos los dejo con una poesía del gran poeta de la generación del 37, mas bien el poeta de dicha generación.

Duermes...

Duermes. Mi mano toca sueño. Duermes.
Gozo de tu inocencia confiada,
de tu implícita forma en esa noche
que hace tan suya con amor la mano.

Te siento dormir sin verte,
serenísima, sagrada,
nunca imagen de la muerte,
y oponiéndote a la nada
triunfar como piedra inerte.

La delicada masa de tu sueño
se espesa junto a mí, sin paz nocturna,
que así convive con la invulnerable,
cuyo retorno al despertar es siempre
la súbita inmersión en nuestra dicha.

Sumido en un calor de dos, el sueño
relaja su clausura, casi abierta
dulcemente hacia el día aún isleño.
Calor, amor.
La historia tras la puerta.

Monday, December 11, 2006

Trenes y añejos recuerdos...

Me detengo ante una hoja en blanco, la recorro hasta conocer todos sus rincones. Hago tiempo, espero que invada mi cuerpo la inspiración, necesaria para responder a tu última carta. Tiempo atrás las palabras me brotaban, parecían extensiones de mis dedos, continuidad de mis sentimientos. Sin embargo, ahora busco excusas para posponer la tarea, antes amada, de escribirte.
Seguramente el mail será la vía de comunicación, la sobredosis de actividades que azotan a uno, sumado a la falta de esas “cosas extras”, hacen que la carta sea solo una intención. Tantas cosas por decirte, tantas cosas por aclarar, tanto por decir mucho más por escuchar. Uno es suma de experiencia vividas, si hace de ellas algo enriquecedor, siempre hay algo de que aprender, solo se necesita tomarse un tiempo para reflexionar. Cuando era mas chico, solía subirme al tren sin rumbo fijo, solo me sentaba a mirar por la ventana como la ciudad iba quedando atrás, una y otra vez recorría el mismo trayecto, hasta que los pensamientos parecían más claros, que al principio del viaje. Sabes una cosa te escribo mañana, es que esta por salir el ultimo tren.
La recomendación de hoy es la siguiente. García-Huidobro Fernández nace el 10 de enero de 1893, en la ciudad de Santiago (Chile). Las actividades de Huidobro, de su vida y su obra no es lineal: poeta radicalmente innovador, novelista, dramaturgo, autor de guiones de cine, político, polemista de temer, corresponsal de guerra en el campo de batalla. Escritor vanguardista chileno, fundador de su propio movimiento poético y defensor entusiasta de la experimentación artística durante el periodo de entreguerras.
Supo mantener su vigor creacionista hasta en el epitafio que dejó escrito para su lápida: "Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar". Frente al mar, en Cartagena (Chile), murió Vicente Huidobro en 1948, y frente al mar (o tal vez sobre él, como reza su epitafio) reposan sus restos, en la bella localidad chilena.

LAS CIUDADES

En las ciudades
Hablan
Hablan
Pero nadie dice nada
La tierra desnuda aún rueda
Y hasta las piedras gritan
Soldados vestidos de nubes azules
El cielo envejece entre las manos
Y la canción en la trinchera
Los trenes se alejan por sobre cuerdas paralelas
Lloran en todas las estaciones
El primer muerto ha sido un poeta
Se vio escapar un pájaro de su herida
El aeroplano blanco de nieve
Gruñe entre las palomas del atardecer
Un día se había perdido en el humo de los cigarros
Nublados de las usinas
Nublados del cielo
Es un espejismo
Las heridas de los aviadores sangran en todas las estrellas
Un grito de angustia
Se ahogó en medio de la bruma
Y un niño arrodillado
Alza las manos
Todas las madres del mundo lloran.

Tuesday, December 05, 2006

De vidrios mojados y viajes en colectivo


"Look at the stars, look how they shine for you", me susurra ColdPlay al oído, mientras me hundo en el ultimo asiento del colectivo. Miro por la ventana y encuentro una infinidad de estrellas desparramadas, en ese manto llamado cielo. El colectivo esta semivacío, avanza por la ciudad, semivacía está, sin grandes interferencias, los semáforos parecen solidarizarse con el avance de la maquina. La avenida eterna me lleva a pensar, como esta ciudad te invita a dejarla, pareciera que deseara quedarse sola por la noches, descansar de nosotros, por eso nos brinda estas avenidas largas, líneas rectas, para que nos alejemos sin rodeos.
Sin aviso previo, unas gotas empiezan a caer sobre el asfalto, danzan lentamente como dejándose caer de las nubes, hamacándose hasta su destino final. La escena no hace más que invitarme a pensar en vos, como cuando amaso fideos y me acuerdo cuando te cocine por primera vez, como cuando piso flores secas y me acuerdo de las tardes donde competíamos a ver quien le sacaba los mejores quejidos a las montañas de hojas secas, que los vecinos nos acomodaban en la puertas de sus casas, como amábamos las estaciones frías… La lluvia sigue cayendo, y me pierdo viendo como las gotas se deslizan por el vidrio, “And the hardest part, was letting go, not taking part”, sigue cantando la banda inglesa, y no hace más que musicalizar el momento. El olor, que suele dejar una lluvia escasa después de un día caluroso, invade el colectivo, es uno de esos aromas con los que vale la pena llenarse los pulmones. Mientras inspiro, todo lo que puedo, recuerdo la ultima vez que lo hice en tu cuello, lugar donde habita el más bello de los aromas, que un ser puede emanar.
El viaje va llegando a su fin, “You and me are drifting into outer space...And singing”, canta Chris Martin, mientras me dirijo hacia la puerta del colectivo, mañana haré el mismo viaje, quizás me invadan los mismos pensamientos, quizás no, lo que si tengo claro, es que será muy difícil, casi imposible, deshacerme de tus recuerdos…