Monday, July 27, 2009

Zamba para Olvidarte...


Ya pocas cosas me impulsan a escribir, será que ya no alcanza con amontonar letras para hacer retroceder a la angustia. Tampoco alcanzan las largas caminatas, ni cantar a gritos temas de Sabina, no lo logran los excesos, ni que una dama te acaricie el ego, yo podría jurar que todo eso funcionaba antes.

Como en cada tormenta de frió existencial, me arropo en el calor de las amistades, me mezo en sus risas, tolero el fuego inquisidor de sus indagaciones, me dejo clavar el puñal de sus sinceridades. Sin embargo, al finalizar el día ella sigue conmigo, todas las noches, cada noche, mi angustia y yo, yo y mi angustia, caminamos juntos, codo a codo, el regreso a casa, nos acostamos juntos, pero en esa cama no hay amor, en esa cama no hay calor, cuando la comparto con ella.

Quisiera dejar de pensar, desenchufarme, alienarme, sentirme una maquina, abortar así tus visitas en mis sueños, sacarte el titulo de dueña de mis pensamientos, alejarte, un poco por lo menos, de mis deseos, poder calmar de esta forma la ansiedad que presenta mi piel ante tu ausencia.

Últimamente quisiera tanto y obtengo tan poco, nunca pude usar ni al miedo, ni al odio como combustibles para andar por la vida, siempre necesite de la esperanza, esa que me habías dado, sin darte cuenta, al conocernos. Así ando hoy…Buscando la esperanza…




Hoy la poesía es del mexicano Octavio Paz (1914-1998), este nacido en plena Revolución Mexicana logro el Premio Nobel de Literatura en 1990.

Poeta, escritor, ensayista, diplomático mexicano, y Recomendado de Hoy.

Entre irse y quedarse

Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.

La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.

Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.

Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.

Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.

La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.

En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.

Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.