Tuesday, April 01, 2008

Lluvia...

Tres días de Lluvia en Bs. As, Alma recorre la ciudad con todas sus pertenencias en un auto, luego de escapar de la casa que compartió nueve años con su pareja, Roberto, vuelve al país luego de treinta años a vaciar el departamento de su, recién fallecido, padre, a quien casi no conoció. Así, estas que parecían dos historias de soledades inconexas, son unidas por un embotellamiento y una manifestación de trabajadores corridos por la policía.
Observe la película sentado en la ultima fila, de un cine de Congreso, vi la película el mismo día que renuncie a mi trabajo. Enroscado en la silla con mis pensamientos, no podía parar de imaginarte sentada a mi lado en aquella sala.
Roberto recorre el pequeño departamento de su padre. Observa todo, se detiene en cada detalle. Viaja a través de los objetos buscando indicios de su padre, se detiene en unos zapatos minuciosamente acomodados y se reconoce en ese orden, se alivia al sentir que heredo cosas de su padre. Roberto se prueba los lentes de su ausente padre, como intentando ver el mundo como lo hacia él antes de partir.
Me imagine poder ver a través de tus ojos, poder ver lo que ves. Recorrer tus días, poder conocerte en profundidad, ver en que te detenes, ver con que te emocionas, con que te alegras, con que temes…
Alma le recrimina a Roberto que no le lea cuentos a su hija, su tendencia al misterio, al silencio. Roberto le recrimina que viva en su auto. Ambos se enojan, ambos se sienten invadidos. Roberto y Alma se perdonan, se aman en el interior del auto de ella, bajo una lluvia que brinda la mejor banda de sonido para el amor. Alma le regala a Roberto un libro de cuentos para que le lea a su hija. Roberto ayuda a Alma a buscar departamento. Para de llover, sale el sol, después de tres días de lluvia.
Enfrenta la vida, vivirla. Solo de una manera, sabiendo que puede llover, pero que siempre sale el sol. Me enrosca tu silencio, me enrosca que no quieras vivir la historia como protagonista, que solo dejes avanzar las horas.
Pienso, analizo, cada palabra, me ahogo en cada silencio. Me llega la idea de que no queres saber que pudo ser de esta historia. Que preferís el Stand By, yo solo te ofrecía vivir un momento, que podía ser una noche, que podía durar lo que se tarda en recorrer todas las librerías de Corrientes, o podía durar toda una vida. Que se yo, nunca se sabe lo que puede durar una historia, pero prefiero vivirlas así me cueste una vida olvidarlas...
Al final tiene razón un amigo, que no tuve el gusto de conocer, que anda diciendo por ahí que "no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió"…


4 comments:

Anonymous said...

Pienso en lo que siento...
en realidad puede ser que ahi se radique mi error. Se debe pensar lo que se siente? ahora es cuando empiezan a aparecer esos sentimientos encontrados que tanto detesto.
Qué es lo que duele que no hay palabra que lo pueda expresar?...y si encontrara esa palabra... serviría para algo?
No puedo evitarlo, sigo oculta en mi mundo que me protege y me ahoga a la vez.
El cuerpo habla lo que mis palabras no se animan.
La mente no deja de decirme cosas opuestas que no sé como controlar.
El corazón no deja de pegarme...
Sólo mis ojos me delatan siempre. Ellos nunca se callan...
entonces doy el primer paso.


(Hoy estoy segura de que lo que dice tu amigo es verdad)

Carito said...

Hay momentos en los que uno ve la simplicidad de las cosas y ahí se puede ser un poquito feliz.. aunque "nunca se sabe lo que puede durar una historia"

Rochies said...

Me enrosca tu silencio, me enrosca que no quieras vivir la historia como protagonista, que solo dejes avanzar las horas.
Pienso, analizo, cada palabra, me ahogo en cada silencio.

MARAVILLOSO COMO LO EXPRESO, THOMAS.
LOS QUE VIVEN COMO ETERNOS SUELEN JODERNOS LA VIDA. DEBEN CREER QUE SIEMPRE HAY OTRA OPORTUNIDAD ...

Anonymous said...

Que bosta...