
Viajar con cientos de desconocidos, llegar a la oficina, previo saludo al portero más malhumorado de Buenos Aires.
Rutinario, mecánico, tedioso… quizás. Por lo que opte hace un tiempo, es por darme pequeños escapes durante la rutina del día. Quedarme lo necesario escuchando al pibe que toca temas de Piazzolla, con la guitarra, en Estación Agüero, o al violinista de Estación Callao, hablar de poesía con el librero de Callao al 300, al que todavía no le perdono que no guste de la lectura de Gelman. Pequeños momentos, escapes, detenerse dos segundos a mirar el cielo, recortes de celeste, entre torres grises que nos trajo la modernidad.
Pensar en ella, soñar con una rutina compartida, que incluya desayuno para dos, beso de despedida, deseos de buen día, dejar escapar una sonrisa mientras se pide el almuerzo, las opciones, siempre las mismas, pero nos gusta preguntar…
1 comment:
lero lero, llegue primera, lero lero...Besote bombon...sigo haciendote mates
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