Tuesday, March 11, 2008

Buceandome...


Hay cosas de las que uno no puede escapar, más cuando esas cosas pertenecen a uno casi sin querer. Las aves emigran, los reptiles cambian de piel, los fumadores prometen todas las semanas que van a dejar de fumar, los eternos adolescentes juegan su juego, mientras a los que nos gustan los imposibles, seguimos en búsqueda de ellos.
No puedo evitarlo, me seduce lo difícil aunque me angustia. La eterna dualidad de las cosas.
Siento que te pierdo y te siento tan cerca, siento que te pierdo aunque nunca te tuve. Mensajes a la madrugada, la autoprohibición de llamarte a cualquier hora, avanzar por la ciudad y encontrarte en cada esquina, escondida en una melodía que alguien silva al paso, mirándome desde el afiche de una película francesa que todavía no estreno, siguiéndome los pasos en el ruido de unos tacos que nunca te has de poner, te encuentro a cada paso pero no te puedo alcanzar.
Escribir como descarga, para darle paz al caos del pensamiento, fundir mis dedos con teclado, hacer de mi mano y la birome una sola unidad, buscar las palabras correctas para definir lo que siento, buscarte en mis sueños, buscar la paz…

Les dejo un poema de Gabriela Mistral (1889-1957), destacada poetisa chilena.

Desolación

La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde
me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.
La tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde.

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos
y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.
Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,
miro morir intensos ocasos dolorosos.

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido
si más lejos que ella sólo fueron los muertos?
¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto
crecer entre sus brazos y los brazos queridos!

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto
vienen de tierras donde no están los que son míos;
y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos,
sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos.

Y la interrogación que sube a mi garganta
al mirarlos pasar, me desciende, vencida:
hablan extrañas lenguas y no la conmovida
lengua que en tierras de oro mi vieja madre canta.

Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa;
miro crecer la niebla como el agonizante,
y por no enloquecer no encuentro los instantes,
porque la "noche larga" ahora tan solo empieza.

Miro el llano extasiado y recojo su duelo,
que vine para ver los paisajes mortales.
La nieve es el semblante que asoma a mis cristales;
¡siempre será su altura bajando de los cielos!

Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada
de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa;
siempre, como el destino que ni mengua ni pasa,
descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.



3 comments:

Anonymous said...

Yo creo q uno se aferra a sus ideales por eso no hacemos ni el intento de escaparnos de ellos.

La pregunta en realidad es... por que nos gusta sufrir?

..a veces siento q solo si veo las cosas de lejos son reales, por eso me da miedo acercarme y darme cuenta de q lo que sentia era verdad.

jeux said...

bellisimo blog.
un gusto haber pasado por aqui, lo hare mas seguido seguramente.
gran sonrisa.
:.)

Juliana said...

[Escribir como descarga, para darle paz al caos del pensamiento]

"No hay nadie que haya jamás escrito,pintado,esculpido,modelado, construido,inventado, a no se para salir de su infierno." Artaud.


muy lindo su escrito.Yo creo que cuanto mas dificil me resulte algo, más ganas me dan de intentar alcanzarlo.No creo que eso sea una locura,y como absolutamente todas las cosas,siempre hay algo que no nos favorece del todo,como en este caso ud dice que aunque le seduce lo dificil,asi también le angustia.

Un beso grande S.Z