Thursday, July 01, 2010

De retrasos y trenes...

Tuvo que bajar corriendo las escaleras, sabia que estaba llegando tarde, siempre estaba llegando tarde a todo pensó, y se rió a carcajadas mientras buscaba algo de aire para seguir corriendo. Saco boleto, dijo su destino con el ultimo aliento que le quedaba, estaba seguro que el boletero había hecho un esfuerzo sobrehumano para entender que había dicho.

Parado en el anden, con las manos en los bolsillos, apoyado en una columna de las que sostienen el techo de la estación, miraba hacia la curva donde se empieza a ver el tren venir, miraba como haciendo fuerza para que aparezca la pesada formación.

Las estaciones iban quedando atrás, así como también, el día le daba paso a la noche, unos uruguayos cantan Sabor a mi y él busca unos monedas en sus bolsillos, intercambia unas sonrisas con el cantante y se sumerge de nuevo al mundo en movimiento que le devuelve una ventana astillada producto de algún piedrazo. Un vendedor enumera los beneficios del producto que esta ofreciendo, una madre se traba en una feroz lucha con su hijo para que este se quede sentado, y él piensa en cuantos minutos de atraso lleva ya.

Se baja del tren, camina por un anden que ya caminos cientos de veces, le vibra el bolsillo y lee que ella lo va a matar, él sonríe porque sabe que esas amenazas no suelen cumplirse. Cuatro, tres, dos, una cuadra, y solo queda doblar en la esquina, él sabe que al girar la vera a ella pisando hojas secas, jugando con un perro callejero al que ya habrá bautizado, o quizás solo este jugando en una rayuela imaginaria dando saltos en las baldosas, seguro se esta haciendo trampa. Después ella le dirá que tiene algo para el, pero tardara lo que se tarda en sacar dos libros, tres peines, un celular, dos pilas, una vincha y un cuaderno de su bolso-cartera. El regalo puede ser un volante que le pareció gracioso, dos poesías que le gustaron, o una bolsa de caramelos de los verdes.

Y al doblar, ella sonriéndole mientras mira en su muñeca un reloj imaginario, él agarrándole la muñeca le dará cuerda al reloj y le dirá que esta atrasando, que no se olvide de darle cuerda por las noches, se fundirán en risas y se olvidaran de la llegada tarde habitual de él. Después el ritual de abrazos, besos, y de negociar en que cine se esconderán a sumergirse en un mundo de noventa minutos.

Y al salir del cine comentaran la película, criticaran al director porque sus finales eran mejores, confesaran su amor por el actor principal o su deseo por la actriz, se celaran unos minutos, se olvidaran de los actores, y seguirán actuando su propia película, al fin y al cabo se trata de eso, de actuar, de imaginarse dentro de una película, que día a día vamos escribiendo, interpretando, y en donde él, hoy, decidió escribir que no le preocupan sus treinta por llegar ni que los veinte de ella no se terminen de alejar…



La poesía que les dejo hoy pertenece a Charles Baudelaire (1821-1867), escritor francés, fue para algunos la crítica y síntesis del Romanticismo, para otros el precursor del Simbolismo, y tal vez haya sido ambas cosas al mismo tiempo. Los críticos coinciden al señalar que formalmente abrió el camino de la poesía moderna. Les dejo Je n'ai pas oublié (Yo no he olvidado), con su traducción.



Je n'ai pas oublié...


Je n'ai pas oublié, voisine de la ville,
Notre blanche maison, petite mais tranquille;
Sa Pomone de plâtre et sa vieille Vénus
Dans un bosquet chétif cachant leurs membres nus,

Et le soleil, le soir, ruisselant et superbe,
Qui, derrière la vitre où se brisait sa gerbe
Semblait, grand oeil ouvert dans le ciel curieux,
Contempler nos dîners longs et silencieux,
Répandant largement ses beaux reflets de cierge
Sur la nappe frugale et les rideaux de serge.


Yo no he olvidado...


Yo no he olvidado, vecina a la ciudad,
Nuestra blanca morada, pequeña pero tranquila;
Su Pomona de yeso y su vieja Venus
En un bosquecillo insignificante ocultando sus miembros desnudos,

Y el sol, en la tarde, refulgente y soberbio,
Que, detrás del cristal en que se quebraba su gavilla,
Parecía, ojo inmenso abierto en el cielo curioso,
Contemplar vuestras cenas largas y silenciosas,
Derramando generosamente sus bellos reflejos de cirio
Sobre el mantel frugal y las cortinas de sarga.

1 comment:

Roch desde Montevideo said...

UD sigue siendo mi favorito, SE LO RECUERDO NADA MAS. EXCELENTE, desde todo punto de vista. ¿Para cuando un book?