Wednesday, June 20, 2007

Mi primera Casa, mi casa-abrigo...

La casa era todo frente, dos ventanas inmensas absorbían todo el calor, que daba el sol por las tardes. La puerta, de madera, parecía gigante para cualquier niño, que se animara ha atravesarla.
Sonaba música, la mayoría del tiempo. En el grabador Hitachi, había que poner un papelito, en la tapa de la cassetera, para que no se enganche la cinta. Secretos que fuimos aprendiendo, como acercar una silla, a la heladera, para llegar al preciado aparato, revolver en la caja de cassetes, muchos de estos de color verde.
En el comedor, reinaba una mesa en la que se podían acomodar tranquilamente diez personas, nunca fuimos tantos, una perra que tuvimos, marco una de las patas, para siempre, con sus dientes.
Las piezas tenían piso de madera, si te levantabas a la noche para hacer alguna broma, Mamá, gritaba “que hacen, no me hagan levantar”, la madera crujía con los pasos y eso te delataba siempre.
Cierro los ojos y la recorro toda, recuerdo cada vidrio que rompí y la situación exacta. Vidrio de la ventana de mi pieza, que daba al patio: Jugando al fútbol con mi Tio Ciru. Vidrio de la puerta de la pieza de Mamá: Tirandole con un banco a mi hermana, luego de una pelea. Vidrio de la puerta que daba al patio: Tirandole un quebracho, de la salamandra, a mi hermano. Esas peleas, recuerdo todo.
Esa casa me abriga, refugio al que acudo siempre, en mis recuerdos. Daría lo que sea por volver a vivir ahí, daría lo que sea por volver a sentirme así…tan seguro, tan feliz, tan amado…

Wednesday, June 13, 2007

Voy perdiendo sentido...



Después de unas horas frente a la computadora, escribiendo algo para la facultad, las ideas pierden su sentido, las palabras pierden su sentido. Es como cuando, repetimos una palabra hasta el cansancio y se nos hace rara, nos suena equivoca. Uno se adentra en un viaje por el lenguaje, se ahoga en las palabras, juega con los puntos, salta de uno en uno en los puntos suspensivos, y cuando parece caer al vació se aferra al gancho salvador de un signo interrogante.
El tiempo se burla de uno, miras el reloj, y ves que faltan seis horas para entregar, lo que parece que nunca vas a llegar a entregar. Más cuando todo te distrae, te pasas valiosísimos minutos seleccionando la música que te acompañe, de golpe se te antoja un té y hay muchos gustos para elegir. Todo atenta contra tu concentración, el camión recolector de residuos, un despertador, una frase de Silvio Rodríguez (que resulto ser la música seleccionada), sentís caer el diario y te preguntas, como hace el repartidor para acertarle siempre a la puerta, los perros se acuerdan que son seres vivos y se ponen a ladrar, todos atentan, y sabes que el profesor no va a entender esto. Tampoco va a entender, que preferiste pasar la tarde hablando con esa chica que te vuelve loco, o el sábado jugar el torneo de fútbol con los amigos, el lunes te recuperabas de una resaca terrible, muy justificada de hecho, había que celebrar el regreso de un amigo. Al final uno es un incomprendido.
Las palabras pierden su sentido, si alguna vez lo tuvieron. Yo pierdo mi sentido. Y solo encuentro sentido, en esa foto donde se ve tu sonrisa en primer plano, y solo pido que tus te quiero nunca pierdan el sentido que les das…

Por último, les dejo una poesía de Matilde Alba Swann.

Mañana es siempre

" Cómo quisiera despertar cantando.
Pero amanezco, en cambio,
dolorida
de no haberme quedado en ese espacio,
en ese tiempo de morir prestada.
Una isla no inscrita en ningún mapa,
una célula enferma de ignorancia,
un asfixiado mundo en miniatura,
una avanzada humanidad triunfante,
en clarines y hogueras
homicidas.
Tabla sola, sin náufrago siquiera,
y luchando,
relincho hacia la costa,
y animada nomás por el recuerdo
de un aliento mordido a sus astillas.
Cómo quisiera despertar cantando,
y me muero de sed y hambre
de canto
mientras desborda la preñada aurora
en promisorio bermellón de vinos,
y expandida,
hoguera en panes, horneándose a lo alto.
Yo estoy abajo,
debajo de la historia,
sepultada en antorchas apagadas
y estandartes marchitos.
Sumergida en humores subterráneos
y en cenizas de huesos
de bandido,
Soy el ser que no fue, lo que no pudo,
la olvidada, desdeñada semilla,
pero existo.
Dentro
tengo un sauce inclinado que me llora.
Un niño triste me llama, sin nombrarme.
Me doy cuenta,
me doy cuenta, yo existo.
Mañana espero despertar, cantando. "